viernes, 9 de octubre de 2009

El método Hemy Sinc del Instituto Monroe; evolución científica de los mantras

Para muchos, es el método más científico de expansión de la conciencia. Validado por el área de “espías psíquicos” de los servicios secretos americanos, muchas personas han confesado haber tenido experiencias “fuera del cuerpo”, regresiones y cambios trascendentales en sus vidas después de alguno de esos cursos.

Sus monitores reconocen que sus raíces se hunden en la historia de la espiritualidad, pero sus métodos, incorporan la investigación científica más actual. Por ello, para muchos, Hemy Sinc es la evolución natural de los ancestrales métodos del yoga y las diferentes tradiciones espirituales.

Rodeado de un mítico halo de misterio, el Instituto Monroe es, junto al Instituto Esalen, el más conocido centro de desarrollo de la conciencia en los Estados Unidos. Desde los años sesenta, el antiguo magnate de la radio neoyorquina, Robert Monroe fue desarrollando el primer método científico de expansión de la conciencia, basándose en sus conocimientos sobre las ondas. Tal fue su avance, que los servicios de espionaje del ejército norteamericano se interesaron por sus métodos. Skip Atwater, hoy director de investigación del Instituto Monroe, desarrolló con Monroe sus capacidades de clarividencia durante cuatro años mientras trabajaba para el ejército. Pero fue tan grande la atracción mutua que acabó dejando el ejército, para pasar a ser el más cercano colaborador de Monroe y a convertirse a su muerte, en su sucesor.

Expansión por España

Aunque hace tiempo que existían monitores que impartían cursos de fin de semana, España se ha convertido, junto a Brasil, Alemania, Francia y Canadá, en el quinto país que tiene una sede oficial del Instituto Monroe. Ya no es necesario realizar los costosísimos viajes a Estados Unidos para realizar uno de estos cursos en los que, uno sale transformado. En realidad, muchos acuden a los cursos del Instituto Monroe creyendo encontrar la manera más rápida de realizar un viaje astral y no siempre es así. Aunque no se descarta tener alguna de estas experiencias paranormales, el tipo de transformación que suele acaecer es de otra índole.

En palabras de Skip Atwater, actual director, “si hay una cosa que se pueda decir sobre la gente que ha pasado por el Instituto Monroe es que tienen lo que se llama “una diferente visión general” sobre la vida. Miran a la vida como una persona que ha tenido una ‘experiencia cercana a la muerte’, no se preocupan por cosas triviales. Muchas veces los amigos de una persona que ha tenido ese tipo de experiencia les dicen ‘qué te pasa, te vemos diferente’. Y es parecido a la gente que pasa por el Instituto Monroe: contempla de una manera diferente lo que le sucede en la vida, tienen otro tipo de visión”.

Casos personales

Además de psicoterapeuta y sanador, Daniel Chumillas es editor del prestigioso sello editorial “Palmyra Ediciones”. Daniel es uno de los primeros monitores del Instituto Monroe en España, razón por la cual puede evaluar con mucho conocimiento de causa las facultades de estos cursos. “La gran ventaja de Hemi-Sync es que la tecnología potencia de forma automática nuestras facultades al producirse la sincronización de los hemisferios cerebrales. Por eso, gracias a esta tecnología he podido ayudar a muchas personas a realizar cambios profundos en sus vidas, sin los obstáculos que pueden suponer determinados sistemas de creencias, el rechazo a lo alternativo sin base científica o la escasez de tiempo que dedicamos al autodescubrimiento”.

Gracias a su profesión en una compañía aérea, Teresa es, con seguridad, una de las españolas que más veces ha pasado por el Instituto. Actualmente está escribiendo un libro en el que describe su proceso de expansión de conciencia, en el que el método Hemy Sinc juega un papel muy importante. “Es una manera de aprender a conocerte y conocer lo que te rodea. Fui allí para encontrar facultades paranormales y me encontré con mi espíritu, y desde entonces soy mucho más feliz. Te amplifica los sentidos, tienes mucha más visión del futuro y capacidades para comprender mejor lo que te rodea”. A nivel práctico, las mejoras en su calidad de vida han sido numerosas. “En mi vida diaria, me ha ayudado a transformar un montón de miedos, de dolor en creatividad, a saber que nosotros creamos nuestra propia realidad. Que cada vez que me enfrento a una situación de vida, saber qué me está enseñando y no caer en el fatalismo. Más autoridad, más confianza, más seguridad”.

Método a través del sonido

El método del Instituto Monroe podría considerarse como una evolución de las meditaciones del yoga del sonido, los mantras.

Su creador, Robert Monroe, se dio cuenta en aquellos lejanos años cincuenta de que los estados del cerebro son ondas, y por eso comenzó a investigar cómo reproducir los estados expandidos de la conciencia por medio del sonido. Es decir, cómo inducirlos artificialmente. Algo muy parecido a lo que se produce con los mantras y los sonidos armónicos pero “más específico”, pues, a través de ondas previamente investigadas que aparecen en estados mentales como la intuición, la clarividencia o los viajes astrales, creó músicas que estimulan, precisamente, esas aptitudes cerebrales en particular.

La forma en la que opera, técnicamente, es colocar un sonido en una oreja y otro sonido sutilmente diferente en la otra. El secreto para que se active una determinada función “sutil” de nuestro cerebro es la diferencia entre la onda de un oído y otro. El método Hemy Sinc emite, por ejemplo, un sonido en un oído a 200 ciclos por segundo y en el otro, de 205 ciclos por segundo. La diferencia entre los dos (5 ciclos) será el “objetivo” para la onda cerebral; es es la onda que se estimula, afectando a un área determinada de nuestro cerebro. Teresa Losada lo describe así: “las frecuencias de sonido con las que trabaja hace que tengas más facilidad para ver lo que tú tengas que ver. Aunque a las personas que tienen facilidad para la proyección fuera de su cuerpo, les puede ayudar, no es lo habitual. Te puede ayudar, por ejemplo, a entrar en contacto con tus guías, que te ayudan en tu camino”.

La creación de estas músicas es un proceso muy complejo porque, previamente, el Instituto Monroe ha medido, ondas cerebrales humanas específicas que dan lugar a una fórmula matemática. Gracias a esa fórmula, se determinan las diferentes frecuencias que recrean este estado cerebral. Ese conjunto de ondas pueden ser una delta, una alfa, una theta… y, analizando el poder de cada una de ellas, se mezclan hasta formar las músicas de este popular método.

El poder del método Hemy Sinc es tan grande, que los aficionados a la música “trance”, música electrónica para alcanzar el éxtasis a través del baile, han adoptado los sonidos de Hemy Sinc en sus áreas “chill” o de relajación.

Biofeedback

En uno de los cursos más avanzados de este instituto, se toman determinadas respuestas fisiológica con el fin de determinar que la persona está alcanzando realmente ese estado.

La primera de las medidas es la temperatura de las yemas de los dedos, porque una elevación de ésta, muestra que la persona ha entrado en un estado muy relajado porque los capilares en los dedos se expanden y dejan pasar más sangre. También se mide la respuesta “galvánica”, que es una medida de las emociones y la excitación, para, por ejemplo, miedo o peligro. Como relata Skip Atwater, “expresa que el individuo ha pasado a la posición del testigo, desapasionado, sin juzgar lo que está percibiendo y manteniendo una base emocional objetiva. La tercera medida es una de potencial eléctrico voltaje: el potencial de voltaje de la piel se mide en positivo o negativo, dependiendo cómo colocas los electrodos. Un cambio en este potencial eléctrico es una indicación en el cambio de la conciencia. Este cambio en la conciencia, otra vez, es una indicación de que te estás moviendo por diferentes áreas hipnagógicas. Si no hay cambios en este voltaje, es como si estuvieras leyendo un guión de una historia y puedes contar una bonita historia pero tu fisiología no interviene, no se siente envuelta en esa historia”.

Cuadro: Skip Atwater, de espía psíquico a director del Instituto Monroe

La vida de Skip Atwater daría por sí sola para una serie de televisión tipo “Expediente X” o “Médium”, que a él tanto le gustan: “hace 30 años, si decías que creías en estas cosas, te quedabas sin amigos, pero gracias a estas series, hoy la gente está abierta a creer”.

Criado en una familia abierta a este tipo de experiencias, a Skip Atwater no le resultaba anormal salirse de su cuerpo. En su caso, su problema con el pis que se hacía en la cama ya mayor, le hizo tomar consciencia de que, mientras estaba dormido “tenía que llevarse el cuerpo al cuarto de baño”, como le explicó su madre tras gritarle enfurecido que él “había ido al cuarto de baño”.

Más tarde, ya en el ejército, Atwater se convirtió en el instructor y responsable de las operaciones de “visión remota” o de espías psíquicos que se dedicaban a revisara las embajadas enemigas y dar informes a otros cuerpos del ejército para saber donde debían revisar. Aunque pueda parecer extravagante, este cuerpo ha estado funcionando en Estados Unidos hasta hace poco, ante la oposición de algunos incrédulos.

Dedicado a la mejor forma de mejorar su entrenamiento, Atwater entró en contacto con el Instituto Monroe, fructificando en una colaboración de cuatro años que hizo extender el rumor de que este Instituto trabajaba para los servicios secretos.

Atwater no se cansa de repetir que la colaboración cesó cuando él mismo, la persona que lo llevó a cabo, dejó el ejército y comenzó a colaborar en el Instituto, hasta que, a la muerte de éste, se convirtió en su jefe de investigación.

Desde hace unos años, el Instituto Monroe ha traspasado las barreras de Virginia (Estados Unidos) para extender sus métodos por todo el mundo. España es uno de los lugares en los que han construido un centro.

Destacado: Meditaciones Hemy Sinc por Internet desde www.medita.es

Cuadro: Los científicos recrean en laboratorio viajes astrales

Los experimentos científicos están tratando de encontrar donde se producen ese tipo de experiencias y de recrearlas artificialmente. La primera fase es relativamente sencilla: se colocan electrodos en la cabeza del “viajero astral”, se le invita a entrar en uno de esos estados alterados de la conciencia y, de esa forma, la actividad eléctrica del cerebro nos enseñará donde se está produciendo esa particular experiencia.

La segunda fase ha sido ya producida por diferentes investigadores. En concreto, el instituto de Neurología de Londres y otro en Lausana, Suiza han provocado viajes astrales mediante tecnología de “realidad virtual”. Ehrrsson, en Londres, colocó a un voluntario un visor en cada ojo, en las que se le proyectaban imágenes de él mismo, mediante unas cámaras que estaban situadas detrás suyo. Acto seguido, se le golpeaba en el pecho real y en el virtual (en las imágenes); la respuesta del voluntario era la misma.

Después, midieron la reacción del sujeto en una agresión contra su cuerpo virtual, siendo la misma que si eran atacados en realidad. Más allá, colocaron artefactos de realidad virtual en cada ojo y, en todo momento, los sujetos confundían su cuerpo virtual con el real.

De todo ello, los investigadores han extraído que «la perspectiva visual es muy importante a la hora de sentirse dentro del cuerpo. En otras palabras, sentimos que estamos donde nuestros ojos están», sentencia Ehrsson. De hecho, el equipo de Blanke ha titulado su artículo ‘ Veo luego soy: manipulando la autoconciencia del cuerpo’. Los dos grupos de investigadores creen que los circuitos cerebrales de la visión y el tacto están detrás de algunas OBE, fenómeno que van a seguir investigando.

Cuadro: tipos de ondas

Hasta el momento, las investigaciones han descubierto cuatro tipo de ondas en nuestro cerebro; las ondas delta, desde 1 herzio. Las theta emiten hasta 7’87 herzios. Las ondas alpha, a 15,7 herzios. Las beta, entre 30 y 30,56 herzios.

En comparación, las ondas de baja frecuencia que pueden provocar estados negativos en nuestra mente, según los estudios de las agencias de espionaje son: paranoia, 4,5 herzios. La depresión, 6,66 herzios. La manía persecutoria, 11,3 herzios.

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